ESCOBAR.
EL PARAISO PERDIDO.
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EL PARAISO PERDIDO DE ESCOBAR //CLIP//
El gran Benicio del Toro borda el papel del narcotraficante más famoso de todos los tiempos, el carismático colombiano Pablo Escobar, en la ópera prima del actor Andrea Di Stefano, italiano residente en Estados Unidos. Tras un año y medio de investigar el personaje del capo de la droga, alias el Doctor, el Patrón, Don Pablo, El Señor, El Mágico, Di Stefano quería contar una historia sobre Escobar y hacer una película entretenida, con acción.
El equipo del filme lo presentó como clausura de la sección Perlas en el 62o Festival de San Sebastián, justo antes de que Benicio del Toro recibiera el Premio Donostia por su trayectoria profesional. “Es un honor recibir el Premio Donostia. Es la primera vez que me dan un premio por toda la carrera y me hace especial ilusión que me lo otorgue este festival, que es uno de los que más me gusta”, dijo el actor puertorriqueño en la rueda de prensa de Escobar: Paraíso Perdido. Recientemente, la película ganó el Premio Camera D’Oro a la Mejor Primera Obra y el Premio por Mejor Fotografía en el Festival del Cine en Roma.
La historia del capo está contada desde el punto de vista de una persona que recibe este tipo de maldad de la que era capaz de causar Escobar, un joven surfero canadiense, Nick (Josh Hutcherson), que se reúne con su hermano en un pequeño pueblo de Colombia. El chico cree que ha encontrado un paraíso, al igual que al amor se su vida, María (Claudia Traisac), una impresionante chica colombiana. Todo parece perfecto hasta que Nick conoce al tío a su novia, el antedicho Pablo Escobar, y se entera de la manera con la que se gana la vida. Enseguida Nick se encuentra en un paraíso sin salida, enfrentándose al psicópata.
El filme posee todos los elementos que a la gente le encanta ver en una película: tiene un buen ritmo, es emocionante, tiene a los espectadores en suspenso. En vez de mostrar cadáveres y violencia explícita, el guionista y director decidió plantear el conflicto psicológico. “Es más cinematográfico”, dice y añade: “No me gustan los protagonistas con sello de pureza”. Por este motivo, el personaje de Nick experimenta conflictos internos. Aunque el joven se entere de qué clase de monstruo es realmente el tío de su novia, le resulta muy difícil escaparse de la prisión en la que el poderoso hombre ha convertido su casa y todo su terreno. Nick comprende que es parcialmente responsable de lo sucedido, y le da terror pensar que pueda caer en desgracia a causa del despiadado criminal. Éste ya sospecha que el nuevo miembro de la familia no está absolutamente de acuerdo con su manera de hacer negocios y vivir su vida, y muy sutil, aunque significativamente, le insinúa lo que le podría pasar si decidiera irse. Este juego psicológico que se desarrolla entre los dos protagonistas está muy hábilmente escrito y realizado.
Lo que en cierta medida se puede considerar fracaso del proyecto es que, aunque la intención de Di Stefano no era crear una biografía cinematográfica de Pablo Escobar, la película resulta más bien enfocada en el legendario narcotraficante y sus hechos, que en la historia del joven surfista, como el director lo había planificado. Quizá sea que por la imperiosa personalidad de Pablo Escobar, el rendimiento magistral de Benicio del Toro o algunas faltas en el guión, está totalmente claro que el filme intenta introducir a la pantalla cinematográfica la historia de Escobar. Sin embargo, la sirve en un paquete atractivo, con los elementos para complacer a los espectadores, tales como una historia de amor, una historia familiar y, en mitad de todo eso, el enfrentamiento del malo contra el bueno. Según Benicio del Toro, “podría atraer a fans del cine más comercial y a los del cine más bien independiente”.
Por último, pero no menos importante, cabe destacar la manera en la que fue representado el malvado Escobar, que en aquellos tiempos era frecuentemente denominado como Robin Hood, ya que era muy popular entre la gente ordinaria. El filme logra contar el aspecto positivo de un personaje tan malvado y que el público tome una cierta dosis de simpatía hacia él, incluso que sienta lástima por él hacia al final, viendo a la vez su enorme potencial de hacer daño.
Sin duda, el debut de Andrea Di Stefano como director ha sido exitoso, ya que nos ha entretenido con una película interesante y elaborada. Aunque ofrezca una experiencia bastante comercial, el bien desarrollado guion y un papel del protagonista desempeñado por Benicio del Toro hacen un filme que merece la pena ver.